Tomar un zumo de cualquier fruta, es una opción muy recomendable. Para ello, contar con un exprimidor es fundamental. Es un clásico de todos los hogares, que nos llena de saludables vitaminas y que se prepara en un abrir y cerrar de ojos con un utensilio de relativa sencillez: el exprimidor.

La primera decisión que debes tomar es si te vas a decantar por un exprimidor manual o eléctrico. Si lo único que exprimes es el limón para echar a la mayonesa, un modelo manual te será suficiente. Ahora bien, si tienes costumbre de tomar zumos diariamente, te merecerá la pena adquirir un exprimidor eléctrico.

Exprimidores manuales

Son ideales para uso esporádico y se pueden encontrar algunos de una simple pieza con forma de hélice en torno a la cual se gira la fruta haciendo presión. El recipiente puede ser de plástico, metal o vidrio.

También son manuales los exprimidores que funcionan mediante una palanca o prensa, que funcionan haciendo presión sobre la fruta. Los exprimidores manuales suelen ser manejables, pequeños y económicos. 

Exprimidores eléctricos

Funcionan con un motor de doble rotación, que hace girar el cabezal en ambos sentidos cuando se ejerce presión sobre la fruta. El motor se para cuando dejas de apretar. 

Exprimidores profesionales de uso doméstico

Un exprimidor profesional suele ser un poco más grande que uno eléctrico y pueden ser de palanca o brazo y también los hay dobles, para un uso familiar. Son silenciosos, disponer de sistema anti goteo y de conos intercambiables para diferentes frutas. 

Factores y Recomendaciones a tener en cuenta

· Potencia: Determina la velocidad a la cual se obtiene el zumo. A más potencia, mayor rapidez. Los normales rondan los 60 u 80 W, aunque podemos encontrar modelos desde los 20 W.

· Cabezales: Los mejores cuentan con la posibilidad de cambiar el cabezal para poder exprimir cítricos de distintos tamaños, por ejemplo, limones o lima. 

· Sistema antigoteo: Para evitar derrames en la cocina, garantizando un buen rendimiento.

· Filtro de pulpa: Es recomendable que filtro los restos de pellejos y pulpa para que el zumo no se llene de tropezones. 

· Recipiente: Cualquier exprimidor convencional cuenta con un recipiente en el que se almacena el zumo. Es recomendable que sea al menos de 250 ml y que se lave fácilmente.

· Tapa protectora: Lo protege del polvo para mantenerlo limpio y listo para exprimir en cualquier momento.

· Patas de goma antideslizantes: Útiles para que el exprimidor no se mueva cuando lo estás usando y evitar accidentes.

· Facilidad de limpieza: Fíjate si se puede meter en el lavavajillas, porque la limpieza de estos aparatos puede ser un poco engorrosa.

El exprimidor es un utensilio imprescindible en todas las cocinas. En el mercado podemos encontrar desde el más básico exprimidor manual hasta la más sofisticada máquina que en apenas unos segundos elabora un vaso de zumo filtrado y sin pulpa. 

En PCWebShop te hemos acercado esta semana a como el exprimidor es un utensilio imprescindible en todas las cocinas

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